“Para hablar del Espíritu Santo, la Sagrada Escritura utiliza imágenes. Es tan misterioso el Espíritu que se lo describe con imágenes”, afirmó Mons. Óscar Ojea comentando el Evangelio de la Solemnidad de Pentecostés. Según el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “el Espíritu es como el fuego, sinónimo del amor, de la pasión que quema toda la basurita que tenemos dentro, pero que no se enciende del verdadero amor de Dios, el Espíritu es el agua viva que purifica, que cura, que limpia; es otra imagen que utiliza San Juan”.
El Espíritu es como el viento
En palabras de Mons. Ojea, “el Espíritu es como el viento, ese viento que hizo que se separaran las aguas del Mar Rojo para dejar pasar a los hebreos perseguidos por los egipcios, es el viento que crea este nuevo éxodo al que Jesús los invita a los discípulos: ‘Reciban el Espíritu Santo’”.
En este Evangelio, destacó el obispo de San Isidro, “se hace presente en esta primera Iglesia, Jesús Resucitado, les muestra sus manos y su costado como queriéndoles decir que ha pasado por el dolor y la Cruz para poder regalarles el Espíritu. Jesús, les ha regalado todo, nos ha regalado todo, su Padre, su Madre, su Cuerpo y su Sangre, todo es don de Dios y esto último que le quiere regalar a su Iglesia, lo más profundo de su corazón, todo el amor que él siente y tiene con el Padre y todo el amor que el Padre siente y tiene para con él”.
Reciban el Espíritu Santo
“Por eso sopla, así como el creador sopla sobre el barro para una nueva creación, sopla sobre los apóstoles y les dice: ‘Reciban el Espíritu Santo’, como queriéndoles enseñar; van a ser creados de nuevo por la fe, van a poder vivir de la fe, van a poder tener presente la paz del Espíritu Santo que es la armonía”, enfatizó el presidente del episcopado argentino.
Según él, “tenemos tanta necesidad de este Espíritu, Espíritu de paz y de alegría. Muchas veces fracasamos en querer construir nosotros la paz; no sabemos a veces cómo dialogar, no sabemos cómo escucharnos mejor, no sabemos cómo poder llegar a consensos entre todos; tenemos que pedirle al Espíritu porque la paz no viene solo de nosotros, también viene de él”.
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Monseñor Ojea finalizó su reflexión para la solemnidad de Pentecostés, afirmando que “en este momento en que la necesitamos tanto, le pedimos al Espíritu de Jesús resucitado que nos regala la fe en él, que nos queme por dentro, que nos llene de amor, que nos limpie como el agua viva y que, como un viento impetuoso, pueda movilizarnos para poder construir un mundo mejor”. Para ello pide la bendición de Dios “y que podamos recibir todos este Espíritu que viene de Jesús, que es la armonía”.
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