El Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), que agrupa a las conferencias de Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá, han celebrado, del 21 al 25 de noviembre, su Asamblea anual en la que han analizado realidad social, política y económica.
Al respecto, han señalado que “sentimos profundo dolor ante la dura realidad social, política y económica, marcada por la pobreza y la desigualdad, por la fragilidad de nuestras democracias y el estado de derecho”.
Señalan del crecimiento del fenómeno migratorio en estos países hacia el norte y otros países debido a estas causas y que, de alguna manera, “constituye un gran apoyo a tantas familias y economías locales por el envío de remesas”.
Por ello, han agradecido a las iglesias receptoras que han acogido y siguen atendiendo como buenos samaritanos a los migrantes”.
Polarización ideológica
Por supuesto, el aspecto político no ha pasado por alto. Advierten de la “polarización ideológica” –y hasta religiosa – “a la que queremos responder con la fuerza del Evangelio que ilumina y le da sentido a la vida”.
Los prelados aseguran que la situación de Centroamérica “es el reflejo del complejo panorama internacional con sus consecuencias para nuestras economías y la paz social, pero sabemos que los tiempos difíciles son también oportunidades para fortalecer nuestra fe y vida cristiana”.
En tanto, expresan su cercanía y “acompañamos y oramos por nuestros pueblos en sus realidades particulares, de modo especial por las Iglesias locales que viven su experiencia de fe en medio de presiones a veces extremas y dolorosas” en referencia directa a Nicaragua con quienes se han mostrado solidarios.
Esperanzados en la misión
Los Obispos se han mostrado esperanzados por el entusiasmo e interés que “la invitación a escucharnos y a caminar juntos está provocando, en particular, en los jóvenes que son gran mayoría en nuestra población, muchos de los cuales han respondido a la vocación en los seminarios y casas religiosas como laicos comprometidos”.
Aún en medio de tantas dificultades, “vemos en Centroamérica una Iglesia que camina, que crece, pobre y sufriente y modesta” y, sobre todo, “animada desde la primera visita del Papa san Juan Pablo II hace 40 años”.
Además agregan la canonización y beatificación de los mártires en las iglesias locales de Guatemala y El Salvador, la visita del Papa Francisco a Panamá con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) como el camino suscitado por Aparecida (2007).
“Todo ello nos impulsa a la misión y al proceso sinodal, fortalecidos por la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y otras iniciativas”, apuntaron.
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