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#Opinión: La patria depende de todos

Este 15 de septiembre México celebró su tradicional grito de la independencia y el cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas nos invita a reflexionar sobre esas acciones sencillas que están en nuestras manos y contribuyen a consolidar la patria. Un compromiso que no solo corresponde a quienes tienen responsabilidades por causa de sus cargos políticos. El prelado recuerda que la clave está en perseverar en la organización comunitaria que a lo largo de la historia del país ha demostrado todo lo que puede lograr en beneficio de la gente.

Mirar

En las calles de mi pueblo y en la carretera pavimentada que conduce de Toluca hacia allá, hay muchos baches y agujeros, y todos esperan que el gobierno los tape. Se imaginan que esto se hará porque llegan tiempos de elecciones, pues en esas fechas se destinan más recursos para resolver estos casos, como una forma de acaparar votos. Sin embargo, en algunos casos, los ciudadanos se han organizado y, sin esperar apoyos oficiales, con sus propios recursos han resuelto esa carencia. ¡Eso es hacer patria!

En otras partes, como los gobernantes en turno no hacen todo lo necesario para detener la violencia y la inseguridad generada por extorsionadores y narcotraficantes, los pueblos han organizado autodefensas comunitarias, incluso armando a niños y mujeres de la comunidad. Es un acto desesperado, que está fuera de la ley oficial, pero sienten que algo deben hacer para defenderse. No se debería llegar a esos extremos, pero los pueblos se sienten responsables de su propia suerte. A su manera, ¡hacen patria!

En algunos pueblos, sobre todo en zonas rurales, y también en barrios suburbanos, los varones se organizan para hacer tareas comunitarias en favor de la misma comunidad, como sembrar árboles, prevenir incendios forestales, cuidar el abastecimiento de agua, etc. Incluso he visto grupos de mujeres que recorren las calles o los caminos de acceso a la localidad, recogiendo basura, para evitar la contaminación y el mal aspecto. Cuando el pueblo quiere, se organiza y hace lo necesario para llevar una vida más digna. ¡Eso es hacer patria!

En sentido contrario, individuos y autoridades locales explotan bosques sin misericordia y sin importarles el impacto negativo en el medio ambiente. A veces lo hacen presionados por los grupos delincuentes. En mi visita semanal a mi pueblo, veo camiones cargados de trozos de pino, que ilegalmente trasladan y negocian la madera, con la obvia corrupción de diversos niveles de gobierno. Se dice que ya no hay corrupción, pero la vemos por todas partes. ¡Eso es destruir nuestra patria!

Discernir

El episcopado mexicano, en su Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, expresa:

“Reconocemos y damos gracias a Dios porque nuestra patria ha ido caminando poco a poco, con avances importantes y grandes esfuerzos, hacia una patria más floreciente y generosa para sus hijos. Se advierten avances muy significativos que dan cuenta del trabajo que muchos sectores están realizando por poner al día los vacíos humanos que existen y ofrecer a las próximas generaciones una patria más próspera y justa. Por supuesto, no podemos estar satisfechos con los avances que se han realizado hasta el momento, porque estamos muy lejos de que esta nueva etapa haya traído bienestar, seguridad, paz, justicia y equidad a la mayoría de nuestro pueblo. Hay millones de pobres que siguen clamando por lo necesario para comer dignamente, para tener una educación de calidad, una vivienda digna, un trabajo estable con salario suficiente y una seguridad social que les haga vivir sin angustias su vida de cada día.

 Es necesario reconocer que, en diferente medida, todos los ciudadanos somos responsables de esta situación que vivimos. Es innegable que hay personas que tienen una responsabilidad más grande sobre esto, porque se han aprovechado de cargos públicos, políticos o influencias inmorales para enriquecerse escandalosamente, dejando en la pobreza y bajo condiciones inhumanas a un gran número de ciudadanos. Los mexicanos como sociedad en su conjunto, no hemos sabido involucrarnos responsablemente en el destino de nuestro país y hemos dejado muchas veces en manos deshonestas y gente sin escrúpulos, el desarrollo de nuestra patria.

 Esta situación que nos lastima hondamente nos lleva a decir como el profeta: ‘Hemos pecado, hemos cometido iniquidades y delitos y nos hemos rebelado, apartándonos de tus mandamientos y preceptos. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros antepasados y a toda la gente del país’ (Dn 9,5-6). Pero tenemos una certeza que nos anima en nuestro caminar: Dios no abandona a sus hijos. Dios ha buscado al hombre para mostrarle su misericordia y su amor, como dice el apóstol: … donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Así, lo mismo que el pecado reinó para traer muerte, también la gracia reinará en virtud de la justicia, para procurarnos vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor (Rm 5,20-21). Con esta confianza nos abrimos a experimentar con dolor la situación que viven muchos hermanos nuestros abandonados a su suerte y queremos aproximarnos a ellos para hacerles experimentar la cercanía misericordiosa de Dios” (PGP 43-45).

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 Actuar

¿Qué puedes hacer por nuestra patria? No te quedes en lamentos y críticas. Si puedes, haz ver a tus autoridades las carencias y los problemas de tu comunidad, con la esperanza de que hagan algo, pero no todo lo esperes de quienes gobiernan. Organízate con otras personas y hagan lo que más puedan por una vida más digna de la comunidad.


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