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Papa Francisco-Regina Coeli: Oración por inundaciones en Río Grande del Sur, y la paz en Ucrania, Palestina e Israel – “No a la guerra, sí al diálogo”

Mayo en Roma. Ya se vive plenamente la primavera y en la Plaza San Pedro se siente la tibieza del sol a la par que el fervor de los peregrinos reunidos para compartir la oración mariana del Regina Coeli en la voz del Papa Francisco.

 

Este domingo 5 de mayo el Evangelio inspirador fue Juan 15, 9-17: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”, resaltando el valor de la amistad. Nuestro Papa, en medio de la oración comunitaria, pidió un momento de silencio para pensar en cada uno de nuestros amigos.

Dijo Francisco:

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy el Evangelio nos cuenta que Jesús dijo a los apóstoles: ‘Ya no los llamo siervos sino amigos’. ¿Qué significa esto? En la Biblia los siervos de Dios son personas especiales a las que Dios confía misiones importantes, como por ejemplo, Moisés, el rey David, el profeta Elías, hasta la Virgen María. Son personas en cuyas manos Dios pone sus tesoros, pero todo esto no basta, según Jesús, para decir quiénes somos nosotros para Él. Esto no basta.

Se necesita algo más. Algo más grande que va más allá de los bienes y de los planes mismos. Se necesita la amistad. Ya desde niños aprendemos lo hermosa que es esta experiencia. A los amigos les ofrecemos nuestros juguetes y los regalos más hermosos. Luego, al crecer como adolescentes, les confiamos nuestros primeros secretos. Como jóvenes les ofrecemos lealtad. Como adultos compartimos satisfacciones y preocupaciones. Como ancianos compartimos los recuerdos, las consideraciones y los silencios de largos días.

La palabra de Dios en el libro de los Proverbios nos dice que ‘el perfume y el incienso alegran el corazón y la dulzura de un amigo consuela el alma’. Pensemos por un momento en nuestros amigos, nuestras amigas, demos gracias al Señor. Un momento para pensar en ellos. (silencio)

La amistad no es fruto del cálculo ni tampoco de constricción. Nace espontáneamente cuando reconocemos algo de nosotros mismos en la otra persona. Y si es verdadera la amistad, es tan fuerte que no cae ni siquiera ante la traición. El amigo ama en toda ocasión, dice el libro de los Proverbios. Un amigo quiere el bien siempre como nos muestra Jesús cuando a Judas —que lo traiciona con un beso— le dice: ‘Amigo, para eso estás aquí’. Un verdadero amigo no te abandona ni siquiera cuando cometes un error, te corrige, puede reprenderte pero te perdona y no te abandona.

Y hoy Jesús en el Evangelio nos dice que para Él somos precisamente eso: amigos, personas queridas más allá de todo mérito y expectativa, a las que Él tiende su mano y ofrece su amor, ofrece su gracia, su palabra. Con nosotros comparte lo que le es más querido: todo lo que ha escuchado del Padre hasta el punto de hacerse frágil para nosotros, hasta ponerse en nuestras manos, sin defensa y sin pretensiones porque nos ama. El Señor nos ama como amigo. Nos quiere así, quiere nuestro bien y quiere que participemos del suyo.

Y ahora, preguntémonos, entonces: ¿qué rostro tiene el Señor para mí? ¿El rostro de un amigo o el de un extraño? ¿Me siento amado por Él como un ser querido? ¿Cuál es el rostro de Jesús que testimonio yo a los demás, especialmente a los que cometen errores y necesitan perdón?

Que María nos ayude a crecer en la amistad con su Hijo y a difundirla a nuestro alrededor”.

Y rezó en latín la oración del Regina Coeli —que en español significa “Reina del Cielo” y sustituye en el tiempo pascual a la oración del Ángelus— junto con el pueblo reunido en la plaza y dio la bendición.

 

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Comentario del Papa Francisco

 

Entre aplausos y vivas, el Santo Padre nuevamente se dirigió a la multitud reunida en la Plaza y envió con “mucho afecto mis augurios a los hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y de algunas Iglesias Católicas Orientales que hoy, según el calendario juliano, celebran la Santa Pascua. El Señor Resucitado colme de alegría y de paz a todas las comunidades y conforte a los que se encuentran en la prueba. A ellos, Buena Pascua”. (aplausos)

Su cercanía con Río Grande del Sur en Brasil: “Aseguro mi oración por la población de Río Grande del Sur, afectada por grandes inundaciones. El Señor acoja a los difuntos, conforte a los familiares y cuantos han debido abandonar sus hogares”. [Iglesia brasileña ante la emergencia por lluvias en el sur del país: “Necesitamos reconstruir mucho y, sobre todo, esperanza”]

Saludó también a “los fieles de diversas partes de Italia y del mundo, en particular a los peregrinos provenientes de Texas, de la arquidiócesis de Chicago y de Berlín. A los estudiantes de la escuela de Saint Jean de París, al grupo Human Life International, a los jóvenes de Ancona Rossano Cariati, a los chicos de la confirmación de Cassano d’Adda, de la unidad pastoral del Tesino y de la Parroquia Santa María de Rosario en Roma”.

“Agradezco tanto a las bandas musicales de tantas partes de Italia. Muchas gracias a ustedes que han ejecutado tan bien y espero que continúen tocando un poco. Gracias”, dijo Francisco.

 

Y continuó dando sus saludos al “grupo de Monteviale, ciudadanos de Livorno y Collesalvetti que desde hace tiempo esperan resolver conflictos en sus territorios, rezamos por ustedes. Un saludo caluroso dirijo a los nuevos guardias suizos y a los familiares en ocasión de esta fiesta de este benemérito cuerpo, un aplauso a los guardias suizos. (aplausos) Recibo con alegría a la Asociación Meter comprometida con toda forma de abuso hacia los menores. Gracias por su compromiso y continúen con valentía en tanta actividad”.

El Papa Francisco hizo un especial llamamiento por la paz en distintos puntos del mundo: “Por favor, recemos por la martirizada Ucrania, que sufre tanto, y también por Palestina e Israel: que haya paz”. (aplausos) “Para que el diálogo entre ellos se refuerce y traiga frutos buenos. No a la guerra, sí al diálogo”.

Y finalizó: “Les deseo a todos un feliz domingo, por favor, no se olviden de rezar por mí, saludo a los chicos de la Inmaculada —tan buenos—, buen almuerzo a todos y hasta luego”. (aplausos)

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