El curso continental “Músicos para una Iglesia en salida” ha culminado este 24 de febrero con una eucaristía, celebrada por el primer vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela).
El prelado ha recordado a los cantantes, intérpretes y compositores, venidos de 15 países de América Latina y el Caribe, a retomar la categoría eclesiológica: pueblo de Dios, propuesta desde el Concilio Vaticano II y que “estamos tratando de rescatar en el actual camino sinodal”.
“Rescatemos ese caminar juntos, desde una fuente que es la dignidad bautismal y sobre todo desde la inspiración profunda y fuerte del Espíritu Santo”, indicó.
Nutridos de la Palabra de Dios
Monseñor Azuaje también señaló que en el corazón de todos los músicos está presente anunciar la buena nueva y “pensado que el servicio que ustedes prestan, quiero decir que es un servicio que va al encuentro, se nutre desde adentro con las maravillas que Dios creó y ha inspirado en su Santa Palabra”.
Sobre todo para “poder expresar en cada canto, en cada nota que Dios está presente en medio de nosotros, fortalecernos como comunidad con el ministerio de la música”.
“Siento que ustedes tienen un papel fundamental, no solamente en la Iglesia, sino también en la sociedad, porque se sirven de la alegría de la presencia de Dios que nos anima y nutre”, añadió.
Nos salvamos juntos
En este tiempo de Cuaresma, don Azuaje ha invitado a practicar el perdón y la reconciliación, puesto que Dios “nos lleva a límites insospechados al punto que nos pide amar a nuestros enemigos, rezar por los que nos hacen mal y lo decimos tan fácil, pero a la hora de la verdad se nos hace difícil”.
Incluso, a lo largo de la historia de la salvación “ha quedado demostrado que sí se puede, por eso debemos poner en práctica la reconciliación y el perdón es lo que Dios nos pide no para subyugarnos, sino para liberarnos”.
Se trata de dejar ese peso ante las situaciones adversas, en lo personal o en lo comunitario, porque a través del perdón “conseguimos la gracia de Dios, superar todos los obstáculos y, sobre todo, ser testigos fieles de la Palabra”.
El arzobispo venezolano considera que el por mi culpa, por mi culpa “no se convierta solo en expresión”, de lo contrario, – y en el caso de los músicos – se corre el riesgo de “llegar al individualismo, mientras yo me elevo, no importan los demás, aquí es en conjunto, como dice el Papa, todos estamos llamados a trabajar en conjunto, todos nos salvamos juntos”.
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