Monseñor Lizardo Estrada, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y obispo auxiliar del Cusco (Perú), participa de la 68.ª Asamblea plenaria de los Obispos de las Antillas, evento que culminará este 19 de abril.
El prelado – acompañado por el secretario adjunto, Pedro Brassesco – ha presentado el camino de la renovación y reestructuración de esta entidad, iniciada en 2019, y que hoy rinde frutos tras abanderar eventos clave como la Asamblea Eclesial (2021), asambleas continentales del Sínodo 2021-2024 como la participación en la primera etapa (octubre, 2023) y preparación hacia la segunda (octubre, 2024).
“Es una oportunidad para conocerlos personalmente y conocer más sobre la Iglesia que peregrina en esta región”, así ha comenzado monseñor Lizardo su intervención, recordando que “el Celam es una organización de servicio a las conferencias episcopales”.
“No somos una superestructura ni una superconferencia, sino un espacio creado para fomentar la colegialidad entre los obispos de América Latina y el Caribe y definir juntos caminos comunes para la misión de la Iglesia en el continente”, precisó.
Citando el artículo 2 de los estatutos reformados en 2022, explicó que “el Celam, como institución de servicio, promueve la vida de la Iglesia, fortalece su misión evangelizadora, favorece el encuentro con Jesucristo y contribuye a la colegialidad de los obispos a través de el discernimiento, la acción sinodal, la reflexión, la formación y la coordinación pastoral”.
70 años de camino
El prelado hizo un recorrido histórico del Celam cuando en 1955 – reunidos en Río de Janeiro – los obispos del continente recibieron el aval del entonces Papa Pío XII. “Desde ese momento promueve la ayuda fraterna entre los obispos, generando un espacio de comunión y brindando apoyo pastoral a las Conferencias Episcopales”, indicó.
“Quizás uno de los logros fundamentales hayan sido las cinco Conferencias Generales del Episcopado: Río de Janeiro en 1955; Medellín en 1968; Puebla en 1979; Santo Domingo en 1992 y Aparecida en 2007. Y además, hay que sumar la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en 2021”, ha dicho.
Son casi 70 años de camino, durante todo este tiempo han ofrecido “sólidos procesos de formación a través del Centro Teológico y Pastoral Bíblico (Cebitepal), que este año celebrará su 50 aniversario y donde muchos sacerdotes, y ahora obispos, se han formado en áreas de la teología con una perspectiva latinoamericana y caribeña”.
Fue así como a finales de la década pasada “reflexionamos sobre la necesidad de adaptar nuestra estructura a los desafíos pastorales actuales, según las enseñanzas del Papa Francisco y las nuevas dinámicas relacionales de la sociedad, para dar una mejor respuesta a nuestro desafío de ser órgano de comunión”.
Bajo estos argumentos, los Obispos latinoamericanos y caribeños comenzaron un proceso de renovación y reestructuración, amparados por los preceptos de Aparecida (2007) y de los encuentros con el Papa Francisco en Río de Janeiro en 2013 y Bogotá en 2017.
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Hitos de la renovación
Don Estrada apuntó que cada uno de los principios expresados en su reestructuración y renovación son reflejo de varios hitos: el Sínodo de la Amazonía y la Exhortación Querida Amazonia y la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
De hecho, sus planes desde 2019 se han estructurado con base en los sueños amazónicos del Papa y de las seis dimensiones establecidas en el texto de apropiación de la Asamblea Eclesial.
Destacó que siguen inspirados en “el impulso misionero de Aparecida, la llamada a ser discípulos misioneros, a la conversión pastoral que se expresa en la necesidad de reformar las estructuras eclesiales para pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera, América Latina como casa común, la patria grande de los hermanos”.
La nueva estructura del Celam “es más dinámica y promueve el trabajo articulado y sinodal”, para lo cual fue necesario eliminar los departamentos que apoyaban específicamente las áreas pastorales para “establecer un trabajo transversal entre los cuatro centros pastorales en todo el acompañamiento de las realidades eclesiales”.
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