Paraguay ha celebrado de 25 al 27 de octubre la Semana Social, que ha abordado el tema de “La propiedad de la tierra en el Paraguay”. Una oportunidad para poner de manifiesto que, en el país, la cuestión agraria y derechos indígenas son problemas aún no resueltos, como ha afirmado el arzobispo de Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal de Paraguay, Cardenal Adalberto Martínez Flores, en declaraciones recogidas por Vatican News.
Problema de la propiedad de la tierra
El primer cardenal paraguayo, que se hizo presente en la Semana, animando a los participantes a seguir trabajando en ese sentido, subrayó que el problema de la posesión y propiedad de la tierra, así como la situación de las comunidades indígenas y campesinas, requiere un diálogo intersectorial e interinstitucional para encontrar soluciones pacíficas, consensuadas y acordes con la justicia social, como enseña la Doctrina Social de la Iglesia.
La Iglesia paraguaya tiene como preocupación desde hace tiempo la cuestión agraria y los derechos de los pueblos indígenas. Según el purpurado, «la Conferencia Episcopal y los obispos a título individual han evocado repetidamente la urgencia de un proyecto de reforma agraria, instando a todos los sectores de la sociedad a entablar un verdadero diálogo sobre los problemas de la tenencia y la propiedad de la tierra. Se calcula que en Paraguay el 85% de la tierra cultivable está en manos del 2% de la población».
Indígenas expulsados de sus tierras
No podemos olvidar que la propiedad de la tierra es uno de los grandes problemas presentes en América Latina, una cuestión que envuelve los territorios indígenas, cada vez más amenazados por el agronegocio, las madereras, la minería ilegal, hidroeléctricas y otras realidades presentes. La consecuencia es la expulsión de los indígenas de sus territorios ancestrales, lo que pone de manifiesto que estos pueblos son los más desfavorecidos en América Latina, también en Paraguay.
El problema de la propiedad de la tierra, la situación de las comunidades indígenas y campesinas, algo que requiere un diálogo intersectorial e interinstitucional para encontrar soluciones pacíficas y consensuadas de acuerdo con la justicia social, tal como lo enseña la Doctrina Social de la Iglesia, es una de las preocupaciones del presidente del episcopado paraguayo.
Cambios de mentalidad, actitudes y prácticas
En palabras del arzobispo de Asunción, «el país está marcado por la violencia en sus múltiples formas, por la emigración, la pobreza, la corrupción y la impunidad, las instituciones democráticas son débiles, la presencia y la acción del narcotráfico y el crimen organizado es cada vez mayor”. En esa coyuntura, llamó a «comenzar con los cambios de mentalidad, actitudes y prácticas culturales que impiden la realización del bien común«.
Una realidad que tiene como causa «la corrupción, tanto pública como privada, que mina nuestra confianza y malgasta los recursos destinados a mejorar las condiciones de vida de la gente, especialmente de los sectores vulnerables, los agricultores y los pueblos indígenas», resaltó el purpurado.
Una Iglesia experta en humanidad
La Semana Social Paraguaya ha sido oportunidad para recordar que “los intentos de expropiaciones que se realizaron fracasaron porque nuestra legislación está desfasada…”, en palabras del Dr. Abel Areco, que llamó a no olvidar a los 124 campesinos asesinados desde la caída de la dictadura del 89. Es importante tener en cuenta “la baja diversificación del trabajo rural, pobreza y migración, estancamiento de alimentos por la agricultura familiar campesina, aumento de la dependencia alimentaria, deterioro del medio ambiente, etc”, afirmó el Dr. Víctor Imas. Ante esa realidad, el presbítero Nilson Ortellado cuestionó: “¿Puede la iglesia callarse ante esta situación?”, ante lo que afirmó que “la iglesia es experta en humanidad, en el transcurso de la historia supo acompañar las luchas sociales y debemos seguir haciéndolo”.
La situación de los indígenas en Paraguay empeoró con la independencia, según el Padre José Zanardini. La tierra en Paraguay está en manos de grandes empresas, principalmente sojeras, que tributan en paraísos fiscales, según la Dra. Verónica Serafini, que en relación con los pequeños agricultores señaló que “hoy quien pierde sus cosechas no puede volver a producir, porque gastó todos sus insumos”. Un cultivo de soja que, como fue denunciado por el Dr. José Ibarra, está avanzando sobre el Bosque Chaqueño.
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Una Semana que como destacó Mons. Pierre Jubinville, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya y Obispo de San Pedro Apóstol, fue oportunidad para “descubrir cuál es el modelo de tierra que necesitamos, que logre que se renuncie al acaparamiento y que se provea una vida digna a todos”.
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