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Los obispos de Colombia comparten siete reflexiones ante la cruz

El ‘Sermón de las siete palabras’, inspirado en las siete últimas frases pronunciadas por Cristo en la cruz –según los relatos de los Evangelios–, hace parte de las tradiciones religiosas del Viernes Santo en varios países. A lo largo de los últimos años la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) comparte para este día siete reflexiones ante la cruz y ante los sufrimientos de los ‘crucificados’ de este tiempo.

Estos son algunos de los mensajes de los obispos del país para meditar en la pasión del Señor*:

1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”

“La palabra perdón la hemos escuchado tantas veces, pero cuando soy yo el ofendido, muchas veces mi primera acción como creyente no es perdonar sino tomar la justicia en mis propias manos y pedir venganza. Esta situación aumenta cuando el que me ofendió es la persona que más quiero, que está más cerca de mi corazón”.

“Por eso, en la presencia de Jesús extiendo mis brazos al Señor y le pido que me dé la gracia del perdón para poderme reconciliar con mi hermano y con mi hermana que me ha ofendido (…). También le suplico que me dé la gracia de tomar conciencia de mi responsabilidad, y suplicarle que me perdone, sane mi corazón arrepentido y, de igual manera, me permita ser humilde y pedir perdón al hermano y a la hermana que he ofendido”.

(Mons. Luis Manuel Alí, obispo auxiliar de Bogotá y Secretario General de la CEC).

2. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”

“En la cruz se resume toda la historia de la salvación (…). La segunda palabra de Jesús en la cruz es una palabra de esperanza. En este momento de la historia, ante el relativismo moral en que vivimos, cuando a lo bueno se le llama malo, y a lo malo, bueno; cuando con facilidad renegamos contra Dios y le pedimos soluciones mágicas a nuestros problemas; cuando los valores humanos y cristianos se nos van diluyendo; como cristianos tenemos que dar testimonio de nuestra fe y razón de nuestra esperanza (…). Tengamos la seguridad de que quien hizo de la cruz un instrumento de redención, nos ayudará a cargar la nuestra”.

(Mons. Francisco Ceballos, obispo de Riohacha).

3. “He aquí a tu hijo, he aquí a tu madre”

“Hoy también Cristo sigue sufriendo y muriendo en los crucificados de esta hora, en las madres que sufren por sus hijos, muchos de ellos víctimas del atropello a su dignidad provocado por el egoísmo de personas y sistemas políticos que, viendo amenazados sus intereses, producen terror y muerte”.

“Es el caso de tantos migrantes y desplazados que viven el drama del desarraigo de sus hogares de origen, pues deben huir para salvar su vida, la de sus familias, y en la mayoría de los casos dejando atrás con dolor a sus padres. En sus rostros se refleja la mirada del crucificado que nos interpela a cada uno de nosotros, a la sociedad, al Estado, y nos dice: ‘he ahí a tu hermano’, que nos invita a asumir como proyecto una fraternidad universal, la amistad social propuesta por el Papa Francisco (…). También nosotros, como María y el discípulo amado, seamos capaces de acoger al que está desprotegido, y a ver en cada ser humano a un hermano, pues en él se refleja el rostro de Dios”.

(Mons. Joaquín Pinzón, vicario apostólico de Puerto Legúizamo – Solano).

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4. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

“Jesús está recibiendo, en él, el dolor, el sufrimiento y el abandono de muchas personas en el mundo. Está expresando la situación de los desplazados, de las personas que han sido vulneradas en sus derechos, de los pobres. Jesús es la voz de los que no tienen voz. ‘¿Por qué me has abandonado?’. ‘¿Señor, por qué no te puedo ver en este momento?’. ‘Señor, dónde estás?’ (…). Pero el Señor está ahí, porque nunca abandona a sus hijos, siempre está a nuestro lado, caminando con su pueblo, caminando con nosotros en los momentos buenos y difíciles (…). Dios está especialmente en la cruz, en la prueba y en el momento difícil”.

(Mons. Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura).

5. “Tengo sed”

“‘Tengo sed’ expresa la angustia, el desasosiego humano y el anhelo divino de la salvación para todos. Y esta 5.ª palabra de Jesús en la cruz fue, precisamente, la que impulsó a nuestra Santa misionera, la Madre Laura Montoya, a lanzarse a las selvas milenarias de nuestro país a llevar el nombre y la salvación de Jesús a nuestros hermanos indígenas (…), iniciando así una gesta evangelizadora sin igual, de entrega, de amor, de sed de almas”.

“También hoy, en el mundo entero hay mucha sed. El mundo tiene sed, Colombia tiene sed, y particularmente nuestro Chocó tiene sed: sed de amor, sed de justicia, sed de verdad, sed de redención humano-integral, sed de Dios. Todo ser humano humillado, desplazado, confinado. Todo ser humano al que irrespetamos continuamente con la mentira, con el abandono, con la corrupción, está prolongando la sed de Jesús en la cruz”.

(Mons. Mario de Jesús Álvarez, obispo de Istmina – Tadó).

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6. “Todo está consumado”

“Jesús ha cumplido dejándonos un legado y un camino: hacerlo todo movidos por el amor y la fidelidad al proyecto de Dios (…). Los colombianos soñamos una nación donde podamos vivir sin miedo. Este ideal es todavía una obra inconclusa. Mucho está por consumarse. Hace varios años los obispos de Colombia concluíamos que se deben atender decididamente las causas que han condenado a nuestro país a vivir sucesivamente en medio de las violencias. Entre ellas están la pobreza, la inequidad, la corrupción y las brechas en el acceso a servicios como la educación y la salud. Consumar ese sueño colectivo debe involucrar y comprometer a todos, siempre a partir de la búsqueda del bien común, sin perjuicio de los derechos particulares (…). Es doloroso que un país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús no haya asimilado los valores más profundos que él nos enseñó: servicio, amor, transparencia, cercanía a los más vulnerables, compromisos por aliviar los sufrimientos, cero tolerancia con la injusticia y la corrupción del corazón, apertura a escuchar y acoger a todos. Colombia no puede olvidar sus raíces cristianas. Estos valores son estructura de un estructura de un estilo de vida que nos puede llevar a consumar finalmente este proyecto de país”.

(Mons. Juan Carlos Cárdens, obispo de Pasto).

7. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”

“Contemplamos con Jesús, que tiene sus manos clavadas en la cruz, las manos del Padre celestial. Pero no se pueden mirar las manos del Padre si no nos miramos nuestras propias manos, esas manos con las cuales trabajamos, con las que saludamos, esas manos que nos entrelazan con hombres y mujeres de distintas razas y de distinta condición para que caminemos juntos como pueblo de Dios, como hijos de un mismo padre, como una sola familia humana”.

Cómo quisiéramos que las manos de hombres y mujeres en Colombia y en el mundo no empuñaran armas nunca, que jamás fueran manos asesinas, manos manchadas de sangre, que no fueran manos para destruir sino para construir, que no fueran manos para quitar la vida, para segar la vida, sino para sanar, curar, para hacer medicina, hombres y mujeres capaces de darle vida al que está herido, al que está roto y tendido en el camino (…). Hoy el Señor Jesús nos está haciendo ver que nuestras manos están hechas para el bien”.

(Mons. Luis José Rueda, Arzobispo de Bogotá y Presidente de la CEC).

Compartimos, continuación, el video del ‘Sermón de las Siete Palabras’ preparado por la Conferencia Episcopal de Colombia.

* Fragmentos tomados del ‘Sermón de las Siete Palabras’ compartido por la Conferencia Episcopal de Colombia para la Semana Santa 2023.


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