Los 32 arzobispos nombrados en el último año recibirán este 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el palio, distintivo que forma parte de los arzobispos metropolitanos en todo el mundo. Entre aquellos que lo recibirán están 11 latinoamericanos, más de la tercera parte, y algunos de ellos se harán presentes en la ceremonia que tendrá inicio a las 9:30 hora local en la Basílica de San Pedro, presidida por el Papa Francisco. Los no presentes en la ceremonia recibirán el palio en sus diócesis, a través de los nuncios de cada país, una costumbre cada vez más extendida en los últimos años.
Los nuevos arzobispos latinoamericanos
En la lista divulgada por el Vaticano aparecen dos venezolanos, el cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Caracas y Mons. Helizandro Terán Bermúdez, arzobispo de Mérida; tres colombianos, Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali, Mons. Misael Vacca Ramírez, arzobispo de Villavicencio, y Mons. Hugo Alberto Torres Marín, arzobispo de Santa Fe de Antioquia; tres brasileños, Mons. José Carlos Souza Campos, arzobispo de Montes Claros, Mons. Juarez Sousa da Silva, arzobispo de Teresina, y Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Sousa, arzobispo de Olinda y Recife; dos hondureños, Mons. José Vicente Nácher Tatay, arzobispo de Tegucigalpa y Mons. Michael Leniham, arzobispo de San Pedro Sula; y un argentino, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, arzobispo de Buenos Aires.
Qué es el palio
El palio es una tira de tela blanca de unos cinco centímetros de ancho que se coloca sobre los hombros de los arzobispos, por encima de la casulla, que tiene dos lengüetas que cuelgan por delante y por detrás, simulando la forma de una y griega.
Representa la oveja cargada por el pastor a hombros, imagen de la parábola de la oveja perdida, siendo considerado el símbolo de la misión pastoral del arzobispo, que en el uso de este objeto litúrgico muestra la comunión y obediencia al pontífice.
Como son confeccionados
Los palios son confeccionados con la lana de corderos criados en la Abadía trapense de Tre Fontane en Roma. La confección es llevada a cabo por las monjas benedictinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada. Luego se los coloca en un cofre sobre la tumba de San Pedro en la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, y en la Misa de la fiesta de San Pedro y San Pablo son bendecidos y entregados por el Papa a los nuevos arzobispos nombrados durante el año.
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Está decorado con seis cruces de seda negra (que recuerdan las llagas de Cristo), una en cada cola y cuatro en el doblez, y está cortado por delante y por detrás con tres alfileres aciculares en forma de gema.
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