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Un cambio de mentalidad, una conversión en el modo de entender el lugar de todas las vocaciones en el Pueblo de Dios ha sido lo que Mons. Jorge Lozano ve en el camino de la Asamblea Eclesial en nuestro Continente y la convocatoria al Sínodo a nivel universal, algo que ya se hace presente en su lema y tema.

Necesidad de tres conversiones

El secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño ha reflexionado sobre estos elementos en la Diplomatura Universitaria en Comunicación y Gestión Eclesial. Todo ello desde la perspectiva de la sinodalidad y nuevas perspectivas eclesiales: movimientos sociales, Amazonía, pobreza, rol de las mujeres y otros.

Mons. Lozano ha hecho ver la necesidad de tres conversiones: Espiritual personal y comunitaria (Encuentro con Cristo); Pastoral (Comunión misionera); Estructural (abandonar estructuras caducas). Reflexionando sobre lo que suponen los encuentros diocesanos de agentes pastorales y las redes sociales, ha insistido en que “no se trata de cambiar a la fuerza por razones de otros, sino asumir nuestra propia responsabilidad”.

Identidad continental, “propia y diversa al resto”

Después de hacer una contextualización histórica desde América Latina, relatando pasos concretos a nivel continental y en algunos de los países, el arzobispo de San Juan de Cuyo destacó la identidad continental, “propia y diversa al resto”, pues en palabras del Papa Francisco, en la Iglesia latinoamericana, “la sinodalidad echó raíces desde hace tiempo”, aunque hay que madurar, que se dé una mayor conversión personal y pastoral.

Esto se concreta en el próximo Sínodo: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, en sus diferentes fases. Para ello, Mons. Lozano hizo ver la necesidad de cualidades concretas: capacidad de escucha, escuchar con los oídos del corazón, a la persona y al pueblo; Iglesia en salida, misionera, dialogante, que se entrega sin medida; cercana a las periferias geográficas y existenciales y a los pobres, provocando encuentros; abrirse a otras vocaciones del pueblo de Dios, desde la doctrina del Concilio Vaticano II, que reconoce la presencia del Espíritu en todos los bautizados.

Sínodo y comunicación

Considerando a la Virgen de Guadalupe como modelo de encuentro del Evangelio con las culturas, el secretario general del Celam ha abordado la cuestión de Sínodo y comunicación, en el que ha destacado las iniciativas que llevan a la Iglesia a escuchar, a ser presencia en el “continente digital” a través de influencers católicos y de misioneros digitales.

El prelado ha adelantado algunos de los pasos de la fase continental del Sínodo, que, en el caso de América Latina y el Caribe, serán cuatro Asambleas regionales de modo presencial los meses de febrero y marzo de 2023: México y Centroamérica; Caribe; Países Andinos; y Cono Sur.

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Comunicación: actitud y práctica sinodal

A la luz del Sínodo, Mons. Lozano considera la comunicación ya no como herramienta o instrumento, sino como “una actitud y una práctica sinodal”, algo ya vivido durante la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, cuando se puso en escena un Plan Estratégico de Comunicación que involucró a múltiples actores, medios y mediaciones del continente.

Desde ahí, considera este sínodo como “una experiencia fundante para los comunicadores eclesiales del continente, reafirmando el papel de la escucha como acto primero de toda acción comunicativa”. Una necesidad ante la polarización existente, lo que demanda “ejercicios colectivos, interdisciplinares y multiculturales que suponen procesos de discernimiento y la voluntad necesaria para arriesgarnos a transitar nuevas sendas”, según Mons. Lozano.

En el horizonte, el arzobispo de San Juan de Cuyo ve “una comunicación más propositiva que reactiva”, con lenguajes al alcance de todos, en la que, como dice el Papa, “debemos ‘gastar la suela de los zapatos’ para salir al encuentro de narrativas inéditas que nos permitan comprender, con hechos concretos, la naturaleza sinodal de la Iglesia”. Algo que descubre en los movimientos sociales, las Comunidades Eclesiales de Base, las comunidades misioneras itinerantes en la Amazonía, las Asambleas parroquiales y diocesanas, los desafíos pastorales de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, la misión eclesial y sus diferentes actividades. Todo ello desde la sinodalidad, que ve como “fuente de nuevas perspectivas de eclesialidad”.

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