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Birgit Weiler, nueva consultora del Sínodo: «Se están dando pasos significativos hacia una mayor inclusión de las mujeres»

El último sábado 17 de febrero de 2024, el Vaticano hizo público el nombramiento realizado por el Papa Francisco de la religiosa alemana Birgit Weiler, como consultora para el Secretariado General del Sínodo, quien desarrolló también este papel en el Sínodo Panamazónico (2019) y fue participante del proceso de la Asamblea Eclesial (2021).

Esta religiosa de 66 años, nacida en Duisburg, al norte de Alemania, ingresó a la Congregación de las Hermanas Misioneras Médicas en 1978. Hace ya más de 29 años reside en la Amazonía peruana. Es teóloga de profesión, en 2011 obtuvo un doctorado en Filosofía, es conocida académicamente y se ha mostrado muy reflexiva frente a temas polémicos, como el “sacerdocio” femenino, el papel de las mujeres en la Iglesia católica, entre otros.

En 2011 recibió el premio Erwin Kräutler otorgado por la Universidad de Salzburgo, Austria. Su misión como religiosa de las Hermanas Misioneras Médicas lo ha enfocado por la protección del medio ambiente y el trabajo por la paz.

Desde ADN Noticias dialogamos con la hermana Birgit Weiler, quien nos compartió algunos detalles de lo que significa su designación como consultora para el Secretariado General del Sínodo; su experiencia como madre sinodal en los ambientes donde ha tenido la oportunidad de participar; y además, se refirió a temas en marcados en el Sínodo como el clericalismo y el papel de la mujer en la Iglesia.

 

Sentimientos de alegría y responsabilidad

PREGUNTA: El pasado 17 de febrero, el Papa Francisco la nombró consultora de la Secretaría General del Sínodo, ¿Cómo ha asumido este nombramiento?

 

RESPUESTA: Agradezco profundamente la confianza que el Papa Francisco ha depositado en mi persona al nombrarme como miembro del Consejo del Secretariado General del Sínodo de Obispos. Es una gran alegría que pueda trabajar junto con los otros miembros del Consejo para fomentar la sinodalidad en nuestra Iglesia y a la vez es una fuerte responsabilidad.

P: Desde su experiencia como religiosa, teóloga y misionera ¿Cuál será su aporte como consultora?

R: A través del trabajo conjunto en el Consejo deseo colaborar con mucha entrega y apertura a la Ruach, el Espíritu de Dios que continuamente crea vida nueva en nuestro mundo y en nuestra Iglesia, con el proceso impulsado por el Papa Francisco para que nuestra Iglesia sea cada vez más sinodal y con ello una Iglesia según el Espíritu de Jesús. En mi labor quiero llevar los aportes de nuestra Iglesia de Latinoamérica y el Caribe al Consejo para que sea una voz en el coro polifónico de la Iglesia católica a nivel global.

Los detalles concretos de la labor en el Consejo los conoceré junto con mis colegas con quienes fui recién nombrada, en nuestra primera sesión de trabajo del Consejo.

Significativa participación de la mujer en diversos ámbitos

P: En varios espacios de discernimiento del proceso de escucha se hizo hincapié en la necesidad de reconocer a las mujeres como protagonistas en nuestras sociedades, pero sobre todo en el ámbito eclesial para que sean incluidas en instancias de discernimiento y decisión. ¿Considera que esto ya se está teniendo en cuenta?

 

R: Me parece muy significativo que este tema salió con mucha fuerza en el proceso de escucha antes de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y durante la Asamblea, así como también fue mencionado con mucho énfasis en prácticamente todas las Iglesias continentales durante las consultas sinodales. En muchas sociedades en el mundo se han generado cambios importantes hacia una mayor participación de las mujeres en los diversos ámbitos y puestos de mayor responsabilidad y liderazgo como, por ejemplo, en la política, la docencia, en la educación superior, la investigación y en carreras profesionales en las cuales por mucho tiempo prácticamente no había mujeres como, por ejemplo, en las diversas ramas de ingeniería.

A la vez constatamos la verdad impactante que Latinoamérica es una de las regiones en el mundo con los índices más altos de feminicidio. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el 2022 al menos 4050 mujeres fueron víctimas de este crimen. Dicha realidad aterradora nos llama a todos los cristianos a trabajar todavía más intensamente de modo ecuménico y en conjunto para superar ésta y otras formas de violencia contra la mujer.

En muchas Iglesias locales en América Latina y el Caribe y en otras regiones se están dando pasos significativos hacia una mayor inclusión de las mujeres en instancias de discernimiento y decisión tanto a nivel parroquial, por ejemplo, en los Consejos Parroquiales – hay Consejos parroquiales no sólo con un número significativo de mujeres como miembros, sino también con una presidenta del Consejo – como también en los Consejos diocesanos y los Consejos y Comisiones a nivel de las Conferencias Episcopales nacionales así como a nivel regional.

Eso vale de manera especial para la “Comisión Animadora del Eje Mujeres en la Iglesia y la Sociedad” del Celam, la CLAR y Cáritas Latinoamérica. Dicha comisión está fomentando mucho la participación de las mujeres como protagonistas en las sociedades y en el ámbito eclesial de Latinoamérica y el Caribe.

Definitivamente se han dado pasos significativos en diversos contextos eclesiales y eso es esperanzador. A la vez faltan muchos más pasos para que seamos realmente una Iglesia de hermanos y hermanas en la fe, una Iglesia, en la cual se reconozca plenamente en palabras y en hechos que “en Cristo, mujeres y hombres están revestidos de la misma dignidad bautismal, reciben en igual medida la variedad de dones del Espíritu (cfr. Gal 3,28)” y están llamados “a una comunión caracterizada por una corresponsabilidad no competitiva” como lo recalca el Informe de Síntesis de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (nro. 9 b). Eso requiere una conversión de mente y corazón que se manifiesta en actitudes y prácticas correspondientes e incluye la creación, así como el fortalecimiento de estructuras y procedimientos que promuevan una mayor participación de mujeres en ámbitos de discernimiento y toma de decisiones, así como en el ejercicio de corresponsabilidad en el gobierno de la Iglesia. Requiere también una adaptación del derecho canónico.

El Papa Francisco nos anima con su ejemplo al nombrar a mujeres para cargos de mayor liderazgo en el Vaticano. Un hecho significativo y representativo es el nombramiento de tres mujeres en el Dicasterio de obispos en el 2022. El ejemplo del Papa nos impulsa a avanzar en el camino.

 

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Corresponsabilidad en la vida y misión de la Iglesia

P: Usted ha participado en el proceso de escucha de este sínodo lo mismo que de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, ¿Cómo ha sido esa experiencia?


R:
En la Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe con su anterior proceso de escucha y sus grupos de discernimiento comunitario durante la Asamblea, así como en las diferentes fases de consulta sinodal se fortaleció la conciencia de que “por el bautismo todos somos miembros del pueblo de Dios y que todos participamos del mismo Espíritu. Por lo demás, el cuerpo no está compuesto de un solo miembro sino de muchos” (1 Cor 12, 13-14). Es la razón por la cual todos tenemos una corresponsabilidad en la vida y misión de la Iglesia y estamos llamados a asumirla y practicarla.

Fue muy grato percibir cómo numerosos miembros del pueblo de Dios, al participar en el Proceso de Escucha, asumieron su rol como sujetos activos en la Iglesia, interactuando libremente entre ellos y con los sacerdotes y obispos. Fue un tiempo de gracia ya que muchos de nosotros hemos experimentado la fuerza transformadora de una escucha con corazón y mente abiertos y receptivos. Entre todos aprendimos a confiar en el Espíritu Santo y a reconocerlo “como protagonista de este proceso”, pidiéndole que, nos ilumine para que se generen “los cambios que se podrán dar en la Iglesia de Jesús” (Documento de Síntesis de la Fase Continental en América Latina y el Caribe, en adelante: SinLAC, nro. 35). Estamos en el proceso de formarnos en la práctica de conversación en el Espíritu y en el discernimiento comunitario que ella implica. Para generar una auténtica cultura sinodal en nuestra Iglesia, es muy importante que asumamos el método y la práctica de la conversación espiritual en nuestras planificaciones pastorales y que nuestras planificaciones partan de esta conversación.

En el proceso de escucha antes de la primera Asamblea Eclesial había surgido en varios grupos el deseo y la voluntad de incluir más en las consultas y los discernimientos eclesiales a personas que no son los interlocutores ordinarios en los diferentes ámbitos eclesiales y que por general tienen pocos vínculos con la Iglesia católica. Es decir, las personas de buena voluntad en los movimientos de la sociedad civil y en las Organizaciones No-Gubernamentales, dispuestas a colaborar con la Iglesia en proyectos de transformación social y del cuidado de la Casa común. El Espíritu sopla donde quiere. Se manifiesta también a través de las voces de las personas de buena voluntad en las iniciativas y organizaciones de la sociedad civil. Por ello es importante escuchar a estas personas, cómo ellos ven a la Iglesia. Su visión crítica-constructiva puede ayudarnos a nosotros, miembros de la Iglesia católica, a crecer en la coherencia de nuestro testimonio.

 

Conversión para superar el clericalismo y el machismo

P: Durante el proceso de escucha se identificó el clericalismo como un obstáculo grande para una Iglesia sinodal. ¿Qué opinión le merece este tema?

 

R: Es un tema y una crítica que surgió reiteradas veces en los procesos de escucha y discernimiento comunitario. En los diversos aportes se manifestó claramente una comprensión del clericalismo como expresión de un autoritarismo, “como la deformación del servicio ministerial en abuso de poder”. A la vez, se constató que eso afecta no sólo al sacerdocio ordenado, sino que “también es una tentación para todos los ministros de la Iglesia, incluso de los laicos” (SinLAC 87). En los aportes del Cono Sur, así como de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y de la Red Eclesial Panamazónica (Repam) se reconoce la necesidad de “una conversión al interior de la Iglesia que supere el clericalismo y el machismo” ya que ambos excluyen a las mujeres de los procesos de discernimiento y toma de decisiones”. Se observa que tanto el clericalismo como el machismo “es algo cultural que tenemos que enfrentar, aunque haya que ir contra la corriente”. Y se enfatiza: “La fraternidad y la sororidad es lo que hay que cultivar” (SinLAC nro. 87).

La urgencia de superar el clericalismo en nuestra Iglesia es un tema también muy presente en los discursos y las homilías del Papa Francisco. Obviamente el testimonio de la hermana Liliana Franco, presidenta de la CLAR, que dio en el aula sinodal en octubre de 2023 acerca de clericalismo y las heridas que causa en muchas mujeres, impactó mucho al Papa Francisco. El día siguiente, él enfatizó en su reflexión en el Sínodo que el pueblo de Dios “tiene que liberarse del clericalismo que es un látigo, es un azote, […] esclaviza al santo pueblo fiel de Dios”. Y añadió: “Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales (basta recordar la intervención de la Hna. Liliana Franco)” (Papa Francisco en su discurso en el aula sinodal el 25 de octubre de 2023). Sin embargo, existen testimonios de que otra Iglesia es posible, una Iglesia en la cual se camina juntos como hermanas y hermanos en la fe y al ritmo del Espíritu de Dios.

Sobre la misionera Birgit Weiler

Nació en 1958 en Duisburg, al norte de Alemania. Estudió en Bochum, Frankfurt y Tübingen. En 1978 ingresó a la Congregación de las Hermanas Misioneras Médicas.

Lleva desde 1995 a la fecha como misionera en la Amazonía peruana. Es teóloga y doctora en filosofía, con la especialidad en Teología Intercultural, en la Universidad Goethe de Fráncfort del Meno (Alemania). Ha sido colaboradora de la Pastoral del Cuidado de los bienes de la creación de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS) de Perú.

En 2011 recibió el premio Erwin Kräutler otorgado por la Universidad de Salzburgo, Austria. Su misión como religiosa de las Hermanas Misioneras Médicas la ha enfocado por la protección del medio ambiente y por la paz. De este modo fue consultora en el Sínodo Panamazónico (2019) y participante del proceso de la Asamblea Eclesial (2021).

Todas estas labores las ha combinado con su actividad de docente y de investigación en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Weiler. Actualmente forma parte del equipo de reflexión teológico-pastoral del Celam y estuvo ligada al grupo de asesores del proceso de renovación de esta entidad entre 2019-2023.

 

 

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