El padre Fabio Baggio es el subsecretario de la Sección de migrantes y refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Participó en la 9.ª Reunión de Obispos de frontera de las regiones de Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, realizada en El Salvador, del 21 al 25 de agosto.
Comentó que esta reunión “se viene realizando desde hace 10 años” e involucra a las diócesis de fronteras, donde se registran los mayores flujos migratorios y “este año ha sido interesante frente a una situación que ha dramáticamente mutado” por causas multifactoriales, incluida la crisis climática.
Por tanto, la Iglesia está presente para acompañar a estas personas que deben migrar de manera forzada y usan los diferentes corredores migratorios. Sobre todo ser garantes de la protección de sus derechos como una cuestión de dignidad.
Apoyo de la Santa Sede
El padre Baggio explicó que durante estos días de “trabajo productivo” fueron analizando las diversas causas de la migración, entre las que figuran problemas de seguridad, pobreza extrema hasta la crisis climática por catástrofes naturales.
Por parte del “Dicasterio que yo vengo representando, hay mucho interés de conocer lo que acontece en la región y de acompañar y servir a las iglesias locales en lo que podamos, para consolidar mejores esfuerzos y solucionar los problemas que se vienen dando”.
Recordó que el Papa Francisco, desde el comienzo de su Pontificado, viene llamando a toda la Iglesia a volcar su mirada sobre las periferias existenciales y las periferias existenciales de hoy son los migrantes.
Hizo un llamado de atención a quienes se mantienen indiferentes a este problema, puesto que la misión de la Iglesia está en la misericordia y amor al prójimo: “No podemos llamarnos cristianos si no ayudamos a los hermanos y hermanas en dificultad. Es como si Jesucristo golpeara nuestra puerta”.
Tres ejes de trabajo
Al cierre del evento, Baggio indicó que los obispos, sacerdotes, religiosas, laicos, allí reunidos asumieron el compromiso de trabajar sobre tres ejes: “un primer eje será promover una pastoral migratoria regional y transnacional para fomentar la sinergia entre distintas Iglesias”.
El segundo eje será ·tener una visión más clara de lo que acontece para dar respuestas más adecuadas a los problemas y, en tercer lugar, ver cómo es posible involucrar a otros actores en lo que a la asistencia y defensa de derechos humanos se refiere y garantizar así la dignidad humana sea protegida a lo largo de las rutas migratorias”.
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