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La Región Andina pide espacios de encuentro y recursos para aterrizar los desafíos de la Asamblea Eclesial

La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe es un proceso que continúa, y por eso durante esta semana se están celebrando los Encuentro Eclesiales Regionales. Cuatro encuentros, uno por cada una de las Regiones Pastorales en las que el Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (Celam), está dividido. Este 19 de mayo fue la vez de la Región Andina, reuniendo a las Iglesias de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia.

En el ámbito de los 15 años de Aparecida

Realizados de forma virtual y conducidos por Paola Calderón, del Centro para la Comunicación del Celam, y el padre David Jasso, secretario general adjunto de la entidad, los encuentros se llevan a cabo en el contexto de la conmemoración de los 15 años de Aparecida, llevada a cabo la semana pasada en el Santuario que acoge a la Patrona de Brasil, donde estuvo presente el Celam, “una conmemoración que nos invita a recordar el contenido de este documento para releer de nuevo esta experiencia que nos ha tocado el corazón y sobre todo nos ha llamado a la acción”, en palabras de la periodista colombiana.

Tras escuchar el himno de la Asamblea Eclesial, compuesto por el ecuatoriano Juan Morales, y participar en un momento de oración, que como en cada uno de los encuentros tiene como símbolo el sombrero, los participantes del pudieron ver algunos de los objetos y documentos que formaron parte de la realización de la V Conferencia General del Celam: el báculo del entonces presidente del Celam, casullas, el tríptico de Aparecida, fotografías, documentos, fichas de inscripción, entre ellas la del Cardenal Bergoglio, o un vídeo conmemorativo.

Aparecida: un ambiente sereno y una tranquila participación

Uno de los participantes en Aparecida fue el entonces presidente de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), el padre Ignacio Madera. El religioso recordó con mucha ilusión y cariño “el ambiente sereno, tranquila participación que se vivió en la Conferencia, que había estado precedida por muchos interrogantes, muchas preguntas acerca de una posibilidad de negaciones de algunas opciones de la Iglesia latinoamericana”.

El padre salvatoriano destacó el discurso de Benedicto XVI, en el que “planteó que la opción por los pobres pertenecía a la opción cristológica”, lo que provocó un tratamiento significativo de esa cuestión. También recordó como algo destacado “el haber identificado la manera de hacer teología y pastoral que se había ido desarrollando en el continente desde Medellín, una reflexión a partir de la práctica”. Junto con ello, “el ratificar la importancia de las comunidades eclesiales, el optar por una comunidad de comunión de comunidades”, y además de eso “la formación de un laicado adulto que es capaz de comprometerse con la realidad del continente”. Todo ello desde la libertad para hablar, la metodología de los grupos, en los que cada uno podía decir lo que pensaba, recordó el religioso.

Actualizar Aparecida

Actualizar Aparecida es uno de los propósitos del Centro de Gestión del Conocimiento, un centro nuevo, nacido del proceso de Renovación y Reestructuración del Celam. Un centro que busca reunir el conocimiento de todo tipo para iluminar la toma de decisiones pastorales, asumiendo la eclesiología del pueblo de Dios. Todo ello desde un carácter sinodal en la busca del conocimiento, que ha determinado los temas presentes en el trabajo del centro en los últimos meses, temáticas que fueron explicitadas por el director del centro.

Una actualización de Aparecida que ha llevado a cabo el padre Agenor Brighenti, miembro del equipo teológico del Celam, que partiendo del Concilio Vaticano II y analizando la actual realidad eclesial, ha iluminado el diálogo en grupos llevado a cabo por los participantes del Encuentro Eclesial Regional de la Región Andina del Celam.

El teólogo brasileño fue abordando desde una perspectiva pastoral los elementos que considera más destacados de Aparecida, mostrando siete aspectos que considera fundamentales: el trasfondo y espíritu, rescatando el Vaticano II; el que por el bautismo todos somos discípulos misioneros; la misión como estado permanente en la Iglesia; la conversión pastoral, para llevar a cabo la misión; el que cada comunidad sea un poderoso centro irradiador del Reino de Vida; el ser una Iglesia en salida, samarita y profética, abogada de los pobres; la promoción de un itinerario de discipulado misionero.

Esfuerzo para socializar los procesos de la Asamblea

En el diálogo en grupos, siguiendo una ficha de trabajo, los representantes de los diferentes países, pastorales, movimientos y estados eclesiales, han compartido la recepción de los frutos de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe en cada uno de los países. Se ha compartido cómo se están trabajando los desafíos pastorales y cómo se adaptan a la realidad de cada país, poniendo de manifiesto testimonios e historias en relación a ellos y también las dificultades.

Los grupos han manifestado el esfuerzo realizado para socializar los procesos de la Asamblea, pero al mismo tiempo, dada la disparidad de trabajos, se ha hecho ver que es necesario reforzar este proceso para no perder la fuerza y el ímpetu vivido en la Asamblea, insistiendo en la necesidad de una mayor información sobre ella y lo que propone, evitando que se quede en un evento. Por eso se insiste en generar espacios de encuentro, en una mayor escucha al Pueblo de Dios, destacando la mayor motivación presente en las Iglesias que participaron del Sínodo para la Amazonía.

Necesidad de encuentros por países

Diversas voces han resaltado la necesidad de encuentros por países con los asambleístas para que los desafíos lleguen a las Conferencias Episcopales y a las Iglesia particulares, donde en algunos casos las decisiones de la Asamblea no está claro por donde deben ser encaminadas, son desconocidas o no tienen ninguna fuerza. También como ayudar a superar las resistencias existentes, fruto del clericalismo, de relaciones autoritarias, verticales, de la dificultad en tener en cuenta e impulsar la participación de todo el pueblo de Dios. Desde ahí se pide mayor fuerza y compromiso, un plan que ayude a reactivar el proceso, buscando llegar en instancias intermedias y de base.

Algunas sugerencias son el trabajo formativo con los futuros sacerdotes o elaborar materiales sencillos para que las comunidades puedan alimentarse del proceso, así como una mayor relación con la sociedad civil. Al mismo tiempo se pide que el Celam envíe preguntas a las Conferencias Episcopales para que en cada diócesis se examinen los pasos dados y se prepare el itinerario. También se ha hecho ver que la pandemia ha sido una circunstancia que condicionó la divulgación y socialización de los desafíos de la Asamblea Eclesial.

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La Asamblea está dentro de un proceso de continuidad con Aparecida, y es algo que va a seguir con el Sínodo, en lo que han insistido diferentes voces. Finalmente, no se puede olvidar que los desafíos se lograron en sinodalidad, en un proceso eclesial, y no se pueden desarrollar con la pastoral de siempre. Es fundamental escuchar y compartir en igualdad con todos, una renovación de las estructuras, de la pastoral y de los procesos, desde una perspectiva eclesial, de todo el pueblo de Dios, no solo sacerdotes y obispos, donde todos caminamos juntos.

 

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