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Nuevos cardenales en la Iglesia católica: vientos de cambio

Por Fernando Canchón Avellaneda /Doctor en Economía (El Salvador)

El Colegio Cardenalicio es un órgano de la alta jerarquía de la Iglesia católica que reúne a todos los cardenales creados por el Papa. «Su función principal es elegir al pontífice» y asistirle tanto de manera colegial como individual, siempre que son convocados, en el gobierno cotidiano de la Iglesia universal.

El 27 de agosto en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco presidió el Consistorio Ordinario Público para la creación de «20 nuevos cardenales» y para la aprobación de dos causas de canonización. Entre los nuevos cardenales, cuatro son de países que nunca han tenido un cardenal: Singapur, Timor Oriental, Mongolia y Paraguay.

Actualmente, los cardenales que aún no tienen 80 años y están, por eso, habilitados para votar por el sucesor de Pedro, «provendrán de 69 países, una cifra récord». En comparación, durante el último cónclave, en 2013, los cardenales eran originarios de 48 países, y durante la elección papal de 2005, de 52.

Tras los nuevos nombramientos, el consistorio estará compuesto ahora por «226 cardenales», de los que 132 son electores en el caso de un eventual cónclave y 94 son no electores debido a que superan los ochenta años de edad. Del total de los 226 cardenales, la distribución según el papa que les creó es la siguiente: Francisco (112), Benedicto XVI (64) y san Juan Pablo II (50).

A partir de esto, se puede leer la línea del Papa para integrar mejor las diócesis que han recibido poca atención hasta ahora. Fiel a su línea a favor de una Iglesia menos europea, cercana a los olvidados, el Papa eligió a dos africanos y cinco asiáticos, incluidos dos indios, confirmando el auge de ese continente.

Un nombramiento emblemático es el del misionero italiano Giorgio Marengo quien trabaja en Mongolia. Será el cardenal «más joven del mundo, con 48 años de edad».

El Vaticano agrupa a los cardenales en continentes y regiones, por eso el recuento se detalla así: Europa (105), Asia (30), África (27), América del Norte (26), Sudamérica (24), América Central (9) y Oceanía (5).

Europa sigue siendo el continente más representado en el Colegio cardenalicio con el 40%, por delante de América del Sur y Asia (16% cada uno), África (13%) y América del Norte (12%).

Sin duda alguna, el pontificado del Papa Francisco se enfila hacia las periferias convirtiéndolas gradualmente en el «centro de la Iglesia». A todas luces, se trata de un enorme cambio de tendencias respecto al pasado que se percibe perfectamente con la creación de nuevos cardenales.

El Pontífice ha dejado definitivamente atrás la tónica de sus predecesores, menos pendientes de los países periféricos (naciones que no forman parte del centro de poder a nivel mundial) y ha dado un vuelto geopolítico a la Iglesia universal para descentralizar el gobierno de la Iglesia. Poco a poco,
la universalidad de la Iglesia se está convirtiendo en una realidad explícita en el colegio cardenalicio, cada vez más países tienen un cardenal entre sus ciudadanos.

Se está produciendo un cambio fundamental. Por primera vez, la mayoría de electores papales no proviene de Europa. En decisiones anteriores, los europeos podían esencialmente dirigir el cónclave. «Ya no».

En el círculo de los cardenales, el Papa Francisco hizo realidad lo que hace tiempo es realidad en las estadísticas sobre la religiosidad, o sobre la presencia de católicas y católicos a nivel mundial: dominan otras regiones, sobre todo, África, Asia y Latinoamérica. ¡El papa quiere que en su Iglesia soplen vientos de cambio desde el sur global!.

Otra particularidad de este Consistorio, fue la reunión de dos días con todo el Colegio cardenalicio para abordar las novedades de la Constitución Apostólica ´Praedicate Evangelium’ que entró en vigor el pasado 5 de junio, y que culmina la reforma de la Curia emprendida por el Papa Francisco y trata de orientar más toda la estructura hacia la acción evangelizadora.

Un encuentro que ha comenzado con la escucha de unos a otros, algo de particular importancia en un colegio cardenalicio que recoge “las voces de las muchas Iglesias que son representadas”, como afirma el Cardenal Michael Czerny, que no duda en calificar el momento como “una experiencia de Iglesia y una esperanza de Iglesia”.

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