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Retiro para Obispos: Ser pastores de un pueblo llamado a la libertad, a la fraternidad, a ser signo de transformación

Dentro de la serie de retiros espirituales de Cuaresma organizados por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) como parte del itinerario formativo y de discernimiento en este tiempo litúrgico, este 29 de marzo, con la participación de más de 40 prelados, fue la oportunidad para que los obispos del continente pudiesen rezar en torno de la sinodalidad y de las reflexiones y propuestas pastorales de la Asamblea Eclesial.

 

Espacio de oración, discernimiento y reflexión

Una oportunidad para “seguir sumando esfuerzos para una Iglesia sinodal en salida a las periferias, abrazando las reflexiones y propuestas pastorales que han brotado de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”, destacó Mons. Miguel Cabrejos. Desde el Celam, como recordó su presidente, se ha convocado a los obispos “a este retiro espiritual para seguir avivando la llama del espíritu discipular y misionero del santo pueblo fiel de Dios”, definiéndolo como “espacio de oración, discernimiento y reflexión, ensanchando nuestra tienda y abriendo las puertas de la Iglesia para recibir a todos y todas como hospital de campaña y laboratorio de sinodalidad”.

Asesorado por el padre Fidel Oñoro, el religioso eudista inició haciendo un llamado a ponerse a la escucha del único Señor, a preguntarse por qué cada uno estaba participando de ese momento, recordando que el Señor es “el Principio de todo, que nos devuelve siempre a la experiencia fundante”.

 

El Salmo 23 en clave de sinodalidad

El religioso llamó a retomar el Salmo 23 en clave de sinodalidad, invitando a los obispos a preguntarse delante del Señor, cómo nos pide Él ser pastores de un pueblo llamado a la libertad, a la fraternidad, a ser signo de transformación en el mundo entero, a ser su voz que convoca todos los pueblos. Un salmo que no se entiende fuera del principio de la sinodalidad en la Sagrada Escritura, que comienza en el Sinaí, que elige a su pueblo para que su pueblo lo pueda elegir a Él. A partir de la imagen de una Alianza esponsal, representada por el anillo, una Alianza que marca toda la Biblia, insistiendo en que el pastoreo se ejercita desde la esponsalidad. Desde el concepto de Asamblea para definir al pueblo de Dios, ve el fundamento de la sinodalidad.

Una experiencia de la Alianza que se hace en salida, como Iglesia Pascual, que “requiere de pastores que sean la voz de Dios, los intérpretes de Dios en el camino”, siguiendo la imagen de Moisés y los diferentes momentos por los que pasó en su ejercicio del pastoreo, un camino no siempre fácil y con un pueblo complicado.

 

Pastor y amigo

Un Salmo 23 que tiene como imágenes fundamentales, en palabras del padre Oñoro, la del pastor y la del amigo, que lleva a conjugar la dimensión vertical del líder con la dimensión horizontal donde no hay jerarquías, donde nadie es más que nadie. Pastor como líder, como autoridad, como aquel que mueve a la acción, pero también como amigo, pues no por eso se pierde la autoridad, un pastor que sabe conducir poniéndose a la par, un pastor que en la amistad libera, una intensa fraternidad, presente en la Asamblea del pueblo de Dios, que sabe mirar en una misma dirección gracias a un liderazgo.

Como segundo elemento importante de este Salmo 23 destacó tres palabras que definen al pastor de la Alianza: “porque Tú conmigo”, un Dios con nosotros, un Enmanuel. Una expresión que define a Dios, “el que está”, un Dios cuyo nombre es presencia, siendo lo propio de Dios esa presencia. Desde ahí insistió en que “lo más importante es el estar”, llamando a preguntarse por la significación de esa presencia, destacando que “un pastor es el que está al lado de”.

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Un Salmo que lleva a entender de qué provee un pastor a su rebaño, un pastor con quien nada me falta; un pastor que me hace reposar, un pastor que ayuda a asimilar, a formar la personalidad, los hábitos, a aprender; un pastor que ayuda a ordenar vidas; un pastor que ayuda a encontrar la fuerza que cada uno necesita para poder hacer lo que se le pide; un pastor que es caminante, conduce procesos y caminos, en el tiempo que se necesita para poder llegar, poniéndose en actitud de escuela, un pastor pedagogo; un pastor que prepara para la vida, un pastor que no abandona; un pastor que da el puesto principal, privilegiado, que ofrece el perdón, que tiene en cuenta a cada persona; un pastor que es bondad y amor, que llena el corazón de la presencia de un amigo, que sabe salir sin abandonar, que sabe ponerse detrás.

 

 

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