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Mons. Evaristo Spengler llega a la Diócesis de Roraima para continuar la opción por los indígenas y migrantes

La llegada de un nuevo obispo a una diócesis es una oportunidad para escribir «una nueva página, todo nuevo obispo viene a renovar, a dar un soplo de aire fresco al camino de la Iglesia». Las palabras del Padre Lucio Nicoletto, Administrador Diocesano de la Iglesia de Roraima, muestran lo que ha supuesto la llegada de Mons. Evaristo Spengler a su nueva diócesis.   La Iglesia de la Amazonía está en el corazón del Papa Francisco La Iglesia de la Amazonía, de la que forma parte la Diócesis de Roraima, está en el corazón del Papa Francisco, que mira a las iglesias de la región con mucho cariño, como recordó el Cardenal Leonardo Steiner. El nuevo obispo ve este momento como una oportunidad que Dios le da para «abrirse a nuevas realidades», que en el caso de la Diócesis de Roraima se concreta en una clara opción por los pueblos indígenas y los migrantes, una actitud profética, en fidelidad al Evangelio, en defensa de los más pobres y vulnerables, de lo que la crisis humanitaria sin precedentes del Pueblo Yanomami es un ejemplo más. Ser acogidos por los que no cuentan es un signo de Dios, que hace opción por los que la sociedad descarta. Los pueblos indígenas y los migrantes venezolanos, víctimas de prejuicios en la sociedad de Roraima, fueron los protagonistas de la acogida al nuevo Obispo de la Diócesis de Roraima delante de la Catedral Cristo Redentor.   Indígenas y migrantes protagonistas Los pueblos indígenas y los migrantes son protagonistas en la Iglesia de Roraima, algo que volvió a estar presente en la liturgia de la acogida del nuevo obispo, con la proclamación de las lecturas en español y en la lengua indígena macuxi, así como algunos de los cantos y momentos destacados de la celebración. Una liturgia llena de símbolos, con rostro amazónico, en la Solemnidad de la Anunciación del Señor y en el día en que la Iglesia de Roraima inicia la preparación para los 300 años de evangelización en 2025. A partir del Misterio de la Anunciación, Mons. Evaristo destacó cómo Dios envió a su ángel a una región despreciada, para encarnar a un Mesías que quiso formar parte del pueblo pobre. A través de la figura de María, que superó sus miedos para asumir el plan de Dios, porque sobre todo «lleva en su corazón la certeza de que Dios camina con ella y con el pueblo pobre«, Mons. Spengler insistió en la superación de los miedos, porque «el miedo excesivo nos paraliza», recordando algunos temores «que nos hacen mucho daño», y junto a ello «nos impide caminar y construir un futuro coherente y más auténtico con el Evangelio».   Una Iglesia de esperanza y de confianza en Dios A partir de ahí, el nuevo Obispo de la Diócesis de Roraima ve la urgencia de «construir una Iglesia de esperanza y de confianza en Dios«, recordando el III Año Vocacional que la Iglesia de Brasil está celebrando, insistiendo en que «todos estamos llamados a ser Pueblo de Dios en camino y a fortalecer nuestras Comunidades Eclesiales de Base», y llamando a todos a […]

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Trabajo, educación y política, reflexiones desde Fratelli tutti en busca del diálogo social por la paz

Construir un diálogo social a todos los niveles y cómo edificar esa dinámica es uno de los propósitos del Seminario Fratelli tutti que en el ámbito de los 10 años del primer Papa latinoamericano reúne en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) a una treintena de pensadores de diversos ámbitos sociales y religiosos.   Progresar en el diálogo social desde el mundo del trabajo En espacios de diálogo sobre diferentes temas ha ido avanzado lo que puede conducir a progresar en ese diálogo social, a hacerlo desde el mundo del trabajo, con sus sueños y necesidades. Algo que llevan a cabo los movimientos populares, que cobraron mayor importancia con el Papa Francisco y han avanzado en el trabajo conjunto con la Iglesia católica, como hizo ver Fernanda Miño. Un diálogo social que pueda encontrar luces y construir puentes, para lo que es necesario una confianza entre los diferentes actores, señalaba desde el mundo de los sindicatos y gremios Juan Manuel Martínez Chas, que abogaba por objetivos pequeños, plausibles, en vista de un diálogo que llegue a acuerdos. Se trata de luchar contra las causas estructurales, decía Nancy Cardoso, recordando lo que aparece en Fratelli tutti, que reflexionaba sobre la necesaria ruptura estructural con el sistema periférico capitalista y sobre la función social de la propiedad. En relación con el impacto de la tecnología en el trabajo, Patricia Legarreta señalaba la existencia de empresas de tecnología que controlan los diferentes aspectos sociales. Un diálogo social que no hace posible seguir en caminos unilaterales, que ve la necesidad de que todas las disciplinas construyan juntas, afirmaba Susana Nuín, en un mundo que insiste en agotar la Creación a través de un agronegocio que saquea la tierra, el agua y a la humanidad.   Revalorizar el trabajo y los trabajadores A ello respondían desde las redes eclesiales, abogando por un diálogo social que tiene que desembocar en una acción ahora, insistía el Cardenal Barreto desde la CEAMA, destacando la actual resiliencia en un tiempo dominado por la tecnología. Una realidad que desafía a revalorizar el trabajo y los trabajadores, el salario mínimo, a promover diálogo que hoy no existen entre empresarios y trabajadores, señalaba el Cardenal Ramazzini en nombre de la REMAM. Una revalorización que también debe llegar a la dignidad humana, en una humanidad desafiada a caminar con los pobres, decía Miguel Cruz desde la REGCHAG. Desde las tradiciones religiosas, el representante del judaísmo llamaba a buscar modelos alternativos, incidiendo en la importancia de la educación y de compartir el conocimiento. La tradición musulmana hacía ver enseñanzas prácticas de su religión en el campo de la propiedad y de la educación.   Ecología, educación y cultura Ecología, educación y cultura ha sido tema de reflexión del Seminario, abordando lo que se vive en el mundo universitario, en el que según Federico Montero se ha instalado la lógica de la mercantilización del conocimiento, hasta el punto de que la enseñanza superior puede ser considerada como un negocio, abogando por la ecología integral como parámetro de los planes de estudio en las universidades. Universidades que son públicas y privadas, que, en […]

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Mons. Edson Damian: «Con los indígenas he aprendido a vivir con sobriedad, con lo estrictamente necesario»

Todos los obispos, al cumplir 75 años tienen que presentar su renuncia al Papa, que a partir de esa fecha la acepta en el momento que considera más oportuno. Mons. Edson Damian, Obispo de la Diócesis de São Gabriel da Cachoeira, en la Amazonía brasileña, ha alcanzado esta edad el 4 de marzo de 2023. Mons. Edson Damian repasa en esta entrevista su trayectoria episcopal, siempre en la misma diócesis, iniciada el 24 de mayo de 2009. Dice que presenta su renuncia «con el humilde sentimiento del deber cumplido», después de vivir su ministerio en la diócesis más extensa y con mayor porcentaje de población indígena de Brasil.   El humilde sentimiento del deber cumplido El 4 de marzo usted cumple 75 años, la edad a la que todos los obispos deben presentar su renuncia al Papa. ¿Qué significa este momento en su vida de obispo? El primer sentimiento que me viene en este momento es de gratitud a Dios por haberme permitido llegar a los 75 años.  Más gratitud aún por haberme concedido la gracia del ministerio sacerdotal, recibida de manos de Mons. Ivo Lorscheiter, auténtico Padre de la Iglesia, el 20 de diciembre de 1975. Con mayor gratitud y también redoblado temor, acepté también el oficio episcopal, respondiendo al llamado del Papa Benedicto XVI para ser obispo misionero en el corazón de la Amazonía desde el 24 de mayo de 2009. «Con Jesús amar y servir» es el lema episcopal que me ha guiado en este camino. A la luz del carisma de San Carlos de Foucuald, he intentado «gritar el Evangelio con mi vida», partiendo de los últimos lugares que me exigían misionar para llegar a las comunidades ribereñas más alejadas y abandonadas. En todas mis actividades misioneras he contado siempre con la generosa colaboración de sacerdotes, religiosas y cristianos laicos que ejercen libremente diversos ministerios en las comunidades. Por eso, en el momento de presentar mi renuncia, lo hago con el humilde sentimiento del deber cumplido. Si no he hecho más, se lo debo a mi limitación humana y a mis pecados. Sin embargo, en todo lo que he realizado siempre he creído que «el amor suple», pues Dios es amor y misericordia. «El arquitrabe que sostiene la vida de la Iglesia es la misericordia» (MV 10).   Encantado con la vida comunitaria de los pueblos indígenas Asumió la diócesis de São Gabriel da Cachoeira el 24 de mayo de 2009, una diócesis con rostro indígena. Después de casi 14 años, ¿qué ha aprendido de los pueblos indígenas? São Gabriel de Cachoeira es la diócesis más grande de Brasil: 294.000 kilómetros cuadrados. También es la más indígena, ya que el 90% de la población está formada por pueblos indígenas de veintitrés etnias y se hablan dieciocho lenguas. He tenido la gracia de conferir la ordenación sacerdotal a trece jóvenes indígenas de diferentes etnias. Cuando el Nuncio Apostólico me llamó para comunicarme el nombramiento, aparte de mi conmoción, le di varias razones por las que creía que no debía aceptar, pero me las refutó todas. Finalmente me dio una semana para hablar con personas que me conocían. […]

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Encuentro Sinodal de Pueblos Originarios advierte falta de apoyo de las estructuras eclesiales

La indiferencia ante la realidad, los aportes y enseñanzas de los pueblos originarios persiste. Especialmente en lo concerniente a la valoración de sus expresiones espirituales. «Nos preocupa el abandono a las pastorales de pueblos originarios que no cuentan con el apoyo de sus estructuras eclesiales,» afirma la comisión de pueblos originarios del Celam en nombre de los asistentes al Encuentro de Participación Sinodal de Pueblos Originarios, efectuado del 20 al 24 de febrero en Latacunga – Ecuador. «Lamentamos las incoherencias entre las palabras escritas y las acciones cotidianas que se experimentan en algunos lugares,» situaciones que fueron puestas en evidencia durante el encuentro que permitió expresar el sentir y el pensar de por lo menos 45 personas, entre obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y agentes de pastoral de 8 países del continente unidos para reflexionar sobre el contenido del Documento de la Fase Continental del Sínodo. Una ocasión que permitió pasar por el corazón o como afirma el documento «corazonar» como Iglesia, todo lo recogido en la escucha de las Iglesias particulares del mundo. Tensiones y divergencias Un evento que se desarrolló en espíritu de sinodalidad y al que acudieron representantes de los pueblos Náhuatl de México, Guaraní y Mbya Guaraní de Paraguay, Guna y Ngäbe de Panamá, Puruborá de Brasil, Chiquitano y Andina de Bolivia, Achuar y Huitoto-Muruy de Perú, Nasa, Inga, Tucano, Emberá Katío, Zenú y Pastos de Colombia, Kichwa y Shuar de la Amazonía del Ecuador; respondiendo a la convocatoria de la Comisión de Pastoral de pueblos originarios del Celam a través de su Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral, dirigido por Mauricio López, gesto que agradecen y valoran en el documento. Resultado de ello es la evaluación, el pulso de cómo está la Iglesia de cara a esta realidad y que apelando al método de la conversación espiritual, hizo posible que se plantearan las tensiones y divergencias ya existentes. Si bien destacan la participación en el proceso sinodal, consideran que aún resultan insuficientes las posibilidades para integrarse de manera activa al proceso. «Hemos sentido con mucha alegría saber que muchos bautizados han participado en el proceso sinodal, pero con mucho dolor vemos también, que han faltado mayores espacios de participación tanto en la etapa de Iglesias particulares y en la etapa continental». Convocados por el Espíritu Reflexiones que surgen a la luz del Espíritu Santo y la escucha de todos. Un aporte que confían pueda contribuir al discernimiento del proceso sinodal. También porque desde su condición de pueblos originarios de América Latina y el Caribe están ciertos de hallarse ante una prioridad que la Iglesia debe atender para continuar dando testimonio del Evangelio en el mundo. Así, los pueblos originarios retomaron y actualizaron los desafíos por región con sus respectivas líneas de acción y establecieron los procesos de articulación que deben tejerse en las diferentes regiones (Amazonía, Cono Sur, Andina y Camexpa). Objetivo que lograron haciendo uso de los materiales recibidos y la experiencia de quienes acompañaron la experiencia del Encuentro. Actividad que dentro de la agenda hizo memoria del camino hecho y el acompañamiento del Celam a los procesos de la pastoral que […]

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Efectos de la pandemia, desafíos pastorales y el Celam, temas de análisis para Pueblos Originarios

El Encuentro de Participación Sinodal de los Pueblos Originarios cerró su segunda etapa. Tras reflexionar sobre el proceso sinodal y acordar los aportes a la fase continental, orientó su trabajo por regiones (Caribe, Centroamérica y México, países bolivarianos y Cono Sur); partiendo de las experiencias vividas durante la pandemia del Covid-19, analizando los efectos que generó en la vida de los pueblos originarios y su incidencia en la continuidad de los procesos de la pastoral indígena. Cuatro interrogantes motivaron las reflexiones que abordaron cuestiones como los desafíos que surgieron a partir de dicha realidad, las adaptaciones que emergieron desde la Iglesia para acompañar y actuar desde lo pastoral, así como las expectativas de los pueblos frente a la presencia de la Iglesia. Lecciones del dolor Considerando que la sinodalidad ya es una experiencia vivida ancestralmente por los pueblos originarios, particularmente en aspectos como el ejercicio de la fraternidad, la capacidad para aceptar, respetar y establecer formas de organización para la comunidad; los asistentes al Encuentro de Participación Sinodal invitaron a descubrir y aprender de los pueblos indígenas sobre la forma en que reciben los aportes de quienes piensan y actúan diferente a sus maneras de vivir. Reflexionar sobre las formas en que la pandemia los motivó para afrontar los retos que aparecieron después de los momentos más críticos de la enfermedad, es aceptar que este momento de la historia nos llevó a reconocernos iguales, necesitados unos de otros. La Iglesia acompañó liderando actividades para disminuir las necesidades básicas, documentando desde lo estadístico el avance de la enfermedad en los pueblos originarios, pero sobre todo a través de acciones pastorales de las que no alcanzamos a dimensionar sus efectos en la vida de las personas. En este aspecto cada pueblo originario cuenta con una respuesta, una experiencia fruto del aprendizaje que ilumina la acción misionera de la Iglesia. No obstante, se hace necesario saber cómo los pueblos originarios se sienten escuchados y apoyados por ella, tanto durante la pandemia como antes y después de ella. Iglesia que escucha La pregunta es saber de qué forma perciben ese proceso, el de la escucha que no se lleva a cabo solo con los oídos. Reflexiones que se hicieron en grupos y luego se compartieron en una sesión plenaria. Uno de los testimonios que se escuchó sobre el tema, fue el de Eidigili Gypsy Valiente, una psicóloga de 28 años perteneciente al pueblo Kuna de Panamá. Su historia nos revela los efectos positivos de la tarea misionera de la Iglesia que le sirvió de sustento al salir de su comarca siendo adolescente, compartiendo con otros jóvenes y sintiéndose impulsada, más nunca irrespetada en el ejercicio de sus tradiciones o costumbres. Pese al choque cultural evidente en las costumbres más sencillas hasta el reto de aprender un nuevo idioma, Eidigili conservó los valores que le enseñaron sus  abuelos sin dejar de recibir la formación de los padres claretianos que la motivaron a seguir adelante para compartir lo aprendido con su comunidad. Desde su experiencia considera preponderante el trabajo de la Iglesia con los jóvenes, para que no pierdan sus raíces y logren un proyecto de […]

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Inaugurado Encuentro de Participación Sinodal de Pueblos Originarios en Latacunga-Ecuador

Compartir experiencias sobre el proceso sinodal y generar  articulaciones con las diferentes acciones pastorales que se adelantan a favor de los pueblos originarios en el continente es uno de los objetivos del Encuentro de Participación Sinodal y Articulación Pastoral de la Comisión de Pueblos Originarios del Celam, instalado este 20 de febrero en Latacunga – Ecuador. Se trata de un encuentro complementario a las cuatro Asambleas regionales de la Fase Continental del Sínodo en América Latina y el Caribe que busca garantizar una participación activa de los pueblos originarios en el proceso sinodal. Más de 45 personas de 8 países del continente trabajan para propiciar un espíritu de sinodalidad capaz de hacer silencio para escuchar, ponerse en el lugar del otro, discernir y construir juntos, pensar en dar continuidad a los procesos y aportar al quehacer de la Iglesia universal. Oración y fraternidad El día se inició en oración. El auditorio aguardó en silencio la procesión de los representantes del pueblo guaraní. El canto y el ñemotimbo, esa acción de humear que purifica el lugar y a quienes lo habitan, dieron forma al momento cargado de respeto y devoción. El altar fue dispuesto con la cruz, las flores, la luz de las velas, las artesanías guaraníes y el deseo unánime de entregar la jornada, disponer el corazón y la mente para que el Espíritu se manifestara en actitudes y palabras, guiando el camino. «Venid aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva,» el salmo 94 de la oración de laudes del día, resume el sentir de los asistentes a este Encuentro de Participación Sinodal cuya diversidad no los aleja de compartir el amor por el Creador, señor y dueño de la vida, es un amor que se traduce en servicio. Entregado el día a la voluntad de Dios se inició la presentación de las delegaciones que  saludaron  mirándose a los ojos o usando diversas formas en una dinámica que trajo alegría y cercanía al momento preliminar al acto de instalación oficial del Encuentro. Un panel de experiencias Mons. José Hiráis, obispo de Huejutla en Hidalgo – México y presidente de la Comisión de Pueblos Originarios del Celam hizo una breve reseña del camino sinodal, en el que considera los pueblos originarios tienen mucho que aportar al caminar de las Iglesias particulares y de la Iglesia universal; para que se valore su existencia y realidad de tal manera que a partir de los aportes de los pueblos indígenas se pueda discernir sobre las acciones que se pueden emprender para «acompañarlos en la vivencia de su fe y de sus luchas por un progreso integral e incluso en su resistencia ante diferentes amenazas». Empeño que el Celam ha mantenido a lo largo de su historia y que fue tema de análisis hecho por el panel de invitados integrado por Mons. Víctor Correa, obispo emérito de Riobamba, Hosanna Castro y el padre Alcides Catota. Al recordar su paso por el Celam, Mons. Víctor Correa destacó el acompañamiento de los programas, talleres y encuentros, planificados por el organismo, las diócesis y conferencias episcopales que traen su fuerza, dinamismo y futuro gracias […]

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Seminaristas indígenas: «A menudo queremos ir al seminario, pero la gente piensa que no tenemos capacidad»

Fomentar y cuidar las vocaciones indígenas es un desafío para la Iglesia en la Amazonía. Poco a poco estas vocaciones van surgiendo y avanzan en su proceso formativo. Genilson Morais y Hercules Vitorino son seminaristas de la Diócesis de Alto Solimões. Nacidos en el municipio de São Paulo de Olivença, Genilson pertenece al pueblo Kokama y Hércules al pueblo Ticuna. Ambos comenzarán el tercer año de filosofía en el Seminario San José de la Archidiócesis de Manaos, donde se forman los seminaristas de las 9 diócesis y prelaturas del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil.   Tenemos valor para ser seminaristas Hércules ve el ser seminarista como «un espejo para el indígena», y junto con ello poder mostrar «cómo hacer realidad un sacerdote indígena», poder «mostrar la fe del pueblo Ticuna y mostrar la fe al pueblo Ticuna. Mostrar a la gente que tenemos valor para ser seminaristas», añade Genilson, quien afirma que el seminarista indígena «muchas veces tiene el deseo de estar en el seminario, pero la gente piensa que no tenemos la capacidad». Insiste en la importancia de que el seminarista indígena esté en medio de otras personas «para dar también valor a los demás, para que también se sientan tocados y descubran que son capaces de entrar en el seminario». Ante la posibilidad de convertirse algún día en sacerdote indígena Ticuna, Hércules destaca lo bonito que es «cuando volvemos a la aldea, la gente mira al seminarista que vuelve para ser sacerdote». Destaca la importancia de los sacerdotes indígenas en la labor evangelizadora desde el punto de vista intercultural, algo que considera diferente a la labor de otros sacerdotes no indígenas. En este sentido, Hércules destaca los cambios que se producen a partir de la cultura, aun reconociendo que el Espíritu de Dios es el mismo.   Alegría de la gente al ver a sus seminaristas Genilson destaca cómo la gente de sus comunidades se emociona cuando vuelven. A pesar de ser de otro pueblo, destaca que «la gente está muy contenta porque se sienten tocados, uno de nosotros está allí, y ahora es sacerdote«, lo que lleva a toda la gente a emocionarse, según el seminarista del pueblo Kokama. Algo que conmueva a otras personas, que les hace sentir el interés de que sus hijos se hagan sacerdotes, que estén tocados por la llamada de Dios. Un sacerdote indígena está más presente con su comunidad, ayudando, la comunidad también se emociona cuando tiene un sacerdote indígena, que entiende su cultura, que extiende sus rituales. De ahí la importancia de formarse para ello, subraya el seminarista Genilson. Los seminaristas están siendo una fuente de inspiración vocacional para otros jóvenes indígenas, algo que lleva al seminarista Hércules, teniendo en cuenta el III Año Vocacional que se está celebrando en Brasil, a hablar de la importancia de llamar a los jóvenes a ser vocacionados, seminaristas, religiosos, pero también a otras vocaciones, porque «esta llamada de Dios es la situación más importante que existe», según Hércules, que dice que «yo que les animaré, yo que les aconsejaré, desde la cultura y las comunidades del Alto Solimões […]

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Sor Mary Agnes Njeri Mwangi: Con los yanomami he aprendido «a ser una mujer de esperanza y resiliencia, a empezar siempre de nuevo»

La sangre de los indígenas, la sangre de los yanomami corre por las venas de la Hermana Mary Agnes Njeri Mwangi. Es cierto que la Misionera de la Consolata nació en Kenia, pero desde su llegada a Brasil, en 2000, siempre ha permanecido en la misión Catrimani, lugar de presencia de los Misioneros y Misioneras de la Consolata en medio de uno de los pueblos más agredidos del último siglo en Brasil.   Presencia de consuelo y de defensa de la vida Una misión que la religiosa ve como «una presencia de consuelo, una presencia de defensa de la vida, de promoción de la vida«. Según ella, «también ha sido una presencia de ser mujer entre mujeres», algo que se ha concretado en el trabajo con las mujeres, en los encuentros en diferentes regiones del territorio yanomami. Sor Mary Agnes, que fue auditora en la Asamblea Sinodal del Sínodo para la Amazonía, dice que aprendió «a ser una mujer de esperanza y resiliencia, a empezar siempre de nuevo, porque aquí la vida es muy ajetreada, a veces hay brotes epidemiológicos, invasión de territorio». Insiste en que «he aprendido a empezar siempre de nuevo, cuando la vida parece no existir, siempre está la mano de Dios que sale a nuestro encuentro y volvemos a empezar. He aprendido mucho de esta manera de estar siempre dispuesta a volver a empezar, a construir, a hacer algo nuevo, a superarme, a tener calma, constancia y amor en la convivencia».   Una realidad difícil Esto en una región que ha pasado por momentos muy difíciles y donde el momento presente se vive con preocupación. En la misión de Catrimani, muchos indígenas desconocen lo que ocurre en otras regiones del territorio. Allí no hay medios de comunicación, la gente no tiene acceso a ver imágenes, sólo se informan por lo que se dice en el radio transmisor, según la Misionera de la Consolata. La religiosa insiste en que «hay una falta real de presencia, una presencia en muchas regiones yanomami, personas que puedan estar con ellos, conversar con ellos, compartir con ellos, eso es lo que falta, la presencia de personas que estén insertas, que puedan dialogar con la gente en este momento, que puedan escuchar sus problemas y acompañarlos en el día a día. La gente vive en este momento esta situación de desamparo, de estar sola”.   Falta de presencia permanente de la Iglesia Los Misioneros y Misioneras de la Consolata acompañan a algunas comunidades, pero, como en muchas partes de la Amazonía, se trata de una región de difícil acceso. Los mayores problemas, los que están apareciendo en los medios de comunicación, se producen en regiones alejadas de la misión Catrimani, donde no pueden llegar. «E incluso si pudiéramos llegar a ellos, estaríamos cavando un agujero aquí para llenar otro agujero en otra realidad», afirma. Sor Mary Agnes lanza un grito de ayuda, «la gente vive en esta ausencia de personas que realmente puedan dar su vida y estar con ellos. Estar allí durante un tiempo, no es sólo ir y volver, sino permanecer en la región como una presencia”. Es un tiempo […]

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Mons. Roque Paloschi: «La Iglesia ha estado al lado de los indígenas contra viento y marea, y ha pagado un precio muy caro»

La letra de una canción cantada en las comunidades: «Nadie se engaña, nadie se engaña, esta historia ya empezó inhumana«, es recordada por Mons. Roque Paloschi al hablar de la situación del Pueblo Yanomami. Una realidad que conoce de primera mano, dado que entre 2005 y 2015 fue obispo de la diócesis de Roraima y desde septiembre de 2015 hasta hoy es presidente del Consejo Indigenista Misionero (Cimi).   Una situación nacida durante el Régimen Militar Una historia que «se hizo inhumana de una manera muy visible, muy concreta, que estremeció al mundo, en el intento del Régimen Militar de construir la Carretera Transamazónica, donde hubo una invasión de mineros que exigió de las organizaciones humanitarias y de la Iglesia un compromiso muy grande para denunciar fuera del país el genocidio que vivían los pueblos Yanomami». El arzobispo de Porto Velho recuerda también la Campaña SOS Yanomami, lanzada a finales de los años 80, «en la que participaron muchos sectores democráticos de Brasil y entidades vinculadas a la defensa de los derechos humanos y a la Iglesia, que también fue muy importante». Un periodo que define como «una tragedia humanitaria muy grande», recordando cómo, con gran sacrificio, el gobierno consiguió sacar a los mineros, que de hecho no se fueron del todo. Algunos incluso entraron en tierras yanomami y se apropiaron de grandes extensiones de tierra con la intención de apoderarse de ellas. Hubo un periodo muy corto de tranquilidad con las comunidades yanomami en relación con la minería. Esta realidad cambió a partir de 2005, con la presencia visible de mineros, situación que fue continuamente denunciada por diversas organizaciones vinculadas a los yanomami, así como por la Iglesia de Roraima y el propio Consejo Indigenista Misionero. Mineros «encubiertos por los grandes terratenientes y el poder político local«, denuncia Mons. Roque.   Una Iglesia cercana y solidaria El presidente del Cimi destaca la importancia del reconocimiento y la demarcación de las tierras yanomami en los años 90, en la época del Gobierno de Collor, que considera decisiva. Mons. Paloschi insiste en no ignorar que incluso con la Constitución del 88, artículos 231 y 232, «siempre ha sido una lucha en hora de la cuestión de la salud del Pueblo Yanomami y la cuestión de la educación». La Iglesia, con su misión con el Pueblo Yanomami, «siempre ha buscado ser esta presencia de cercanía y solidaridad, donde ellos tienen que ser los sujetos, los protagonistas de la historia», subraya el arzobispo de Porto Velho. En relación a la situación actual, Mons. Roque insistió en que «no es hoy que se han hecho acusaciones a nivel nacional, el Ministerio Público, la Policía Federal, todos los órganos gubernamentales han hecho estas acusaciones, pero lamentablemente estamos donde estamos ahora porque los invasores y también los que aseguran la presencia de invasores allí, siempre se sintieron fortalecidos por las palabras del presidente que recientemente dejó el cargo, y también por su equipo de ministros y todo este frente».   Una tragedia ya anunciada Mons. Roque Paloschi insiste en que «puede que nos cueste ver estas imágenes, pero esto no viene de hoy, es una tragedia […]

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Los Obispos del Regional Norte1 de la CNBB muestran indignación y profunda solidaridad con el Pueblo Yanomami

Los Obispos del Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil lanzaron este 21 de enero una nota de indignación y solidaridad ante la situación que vive el pueblo yanomami. Los Obispos están «consternados y profundamente indignados, estamos viendo las imágenes de los cuerpos esqueléticos de niños y adultos del Pueblo Yanomami en el Estado de Roraima, resultado de las acciones genocidas y ecocidas del anterior Gobierno Federal, que liberó las tierras indígenas ya reconocidas para la minería ilegal y la extracción de madera, que destruyen la selva, contaminan las aguas y los ríos, generan enfermedades, hambre y muerte. Más de 570 niños han perdido ya la vida».   Minería ilegal que mata a los Yanomami La Tierra Indígena Yanomami (TIY) es la tierra indígena más extensa de Brasil, con cerca de 9 millones de hectáreas, y está habitada por unos 28.000 indígenas yanomami, que hablan 6 lenguas diferentes y están divididos en más de 300 comunidades y grupos indígenas en aislamiento. La minería ilegal, con una presencia estimada de unos 20.000 mineros, asociada a organizaciones criminales que conforman la llamada «narco-minería», involucradas en el narcotráfico, el tráfico de armas y el lavado de dinero, que cuentan con la complicidad de funcionarios públicos y el apoyo de una parte de la élite local, empresarios y políticos, mantienen una relación con la selva marcada por el extractivismo depredador.   Graves consecuencias para la Amazonía y sus pueblos Esta actividad afecta a 273 aldeas yanomami, situación agravada por el desmantelamiento de las acciones sanitarias en las comunidades yanomami. Las consecuencias de la minería ilegal en el Territorio Indígena Yanomami son la devastación medioambiental, la destrucción de las comunidades indígenas, el desequilibrio de la economía indígena que les permite sobrevivir, el empeoramiento de la situación sanitaria, hasta el punto de que las comunidades que viven en medio de la selva amazónica carecen de asistencia sanitaria. Ante una situación de colapso sanitario, el actual gobierno brasileño declaró el 20 de enero de 2023 la emergencia de salud pública en el territorio yanomami. El Gobierno Federal ha creado un grupo de trabajo para evaluar la tragedia en el Territorio Indígena Yanomami, visitando las regiones más afectadas para establecer un plan de acción e intentar evitar más muertes.   Profunda solidaridad de los obispos Los obispos del Regional Norte1 han expresado su «profunda solidaridad con el pueblo yanomami, las familias que perdieron a sus hijos y adultos, los tuxauas y líderes». Junto a ello, afirman estar «al lado de los misioneros de la Iglesia en Roraima y del Consejo Indígena Misionero (Cimi), que desde hace tiempo denuncian la invasión del territorio yanomami y sus trágicas consecuencias». El Regional Norte1 de la CNBB apoya «las valientes decisiones del presidente de la República y de varios ministros y consejeros que visitaron la región, tomando las medidas necesarias y urgentes para expulsar a los invasores y salvar muchas vidas de personas al borde de la muerte», según la nota.   En la línea del Papa Francisco Citando las palabras de Querida Amazonia, la exhortación postsinodal del Sínodo para la Amazonia, en la que participaron como padres […]

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